El chico de mayo es veterinario y él mismo se presentó como candidato a chico del calendario. Hay muchos chicos que lo han hecho (y hay cartas de presentación que te ponen los pelos de punta y que te crean la necesidad de imprimir ese correo, romperlo en mil pedazo, quemarlo y preguntarle a ese tipejo si en serio cree que alguien se toma en serio esas chorradas), pero ninguna carta puede compararse a la de Javier.
Javier me recordó a mí en diciembre del 2015 cuando Rubén me dejó plantada y yo me bebí esos gintonics con Abril. Aquel día me preguntaba si había alguien que valiera la pena en este mundo y siento que Javier se pregunta lo mismo. Claro que sus motivos son mucho más puros e interesantes que los míos.
Javier es veterinario, tiene una clínica en el centro de Madrid y dedica todas las horas que tiene libres a colaborar con una protectora de animales. Quiere ser chico del calendario para hablar del maltrato de animales y concienciar a las personas que sus mascotas no son sacos de pelea ni objetos que pueden abandonarse cuando nos resultan inconvenientes.
Yo nunca he tenido un perro, ni un gato, ni siquiera un periquito, pero la pasión y la sinceridad de Javier me conquistaron nada más leer su presentación. Y con él viví un mes de mayo único.
Si no estáis babeando con esta explicación, añadiré que Javier es pelirrojo 😉