El chico de junio es Alberto Ruíz y lo presentaron como candidato a chicos del calendario los clientes del centro geriátrico donde él al parecer hace de todo. Digo clientes y no pacientes porque ellos así lo recalcan varias veces en dicha carta de presentación.

Alberto es un chico del calendario excepcional, él insiste en que es por su edad, pero no le hagáis caso, es estupendo y punto. ¿Y sabéis por qué es estupendo? Porque es el primero chico, hombre, humano que conozco que reconoce de entrada todos sus fallos. De hecho, insiste en recordártelos cada dos por tres.

Alberto tiene una hija pre-adolescente, y aquí tengo que dar las gracias a mis sobrinas para entrenarme para este mes, una ex de la que sigue enamorado aunque sabe que no va a recuperar jamás porque ella está feliz con otro (mira, Alberto, no te enfades, pero ya que estoy aquí aprovecho para recordarte que si te arriesgas encontrarás a alguien) y está dispuesto a cometer verdaderas locuras para hacer felices a los clientes del geriátrico, a pesar de que él afirma que ellos tienen los huevos de Cocoon en la piscina del sótano.

Tenéis que conocer a Alberto, nuestro lomo plateado, y pasar el mes de junio con nosotros en Segovia.

Él se porta mucho mejor, pero no puedo evitar pensar en Alberto cuando veo estos animales.